Los exploradores y conquistadores españoles encontraron en el nuevo mundo, muchas plantas consumidas en América que ellos no conocían y que hoy constituyen una parte esencial de la nutrición en el mundo entero. Pero ninguno de los nuevos vegetales ha tenido tanta importancia para Europa como las patatas.
Los españoles conocieron este cultivo en la primera mitad del silgo XVI de la mano de los incas. En Perú. Donde encontraron extensos sembradíos de unas pequeñas plantas, de hojas ligeramente plateadas, con flores blancas y bayas amarillas. Desconociendo la importancia de esta planta pensaron que los indígenas las cultivaban por sus frutos, al probarlos los encontraron amargos, esto les hizo pensar que utilizaban la planta para envenenar sus flechas y decidieron destruirlas.
No llegaron a hacerlo porque observaron a los indígenas arrancar de las plantas un pequeño tubérculo próximo a la raíz y luego quemarlas. Las mujeres cocinaron estos extraños tubérculos en recipientes llenos de agua hervida, entonces se dieron cuenta que las partes comestibles no era el fruto, sino los tubérculos, al probarlos los encontraron sabrosos.
Así pues la patata se cultivó organizadamente hace unos 8.000 años a. C. en áreas montañosas de los Andes donde no crecía el maíz. El explorador español Gonzálo Jiménez de Quesada, la descubrió en 1537, llegando a España hacia 1560 a manos de Pedro Cieza de León. De España pasó a Portugal, Italia y Francia. A Inglaterra llegó sobre 1586 y en 1610 a Holanda y se uso al principio como planta de adorno. Sólo los más pobres la comían.
Es un alimento que se puede consumir preparado de varias formas, cocidas, fritas o ser acompañante de otros platos, También pertenece a las plantas medicinales, es efectiva en úlceras, picadura de insectos, cálculos renales, quemaduras… La patata fue un elemento muy importante en la revolución industrial europea. Rusia palió sus hambrunas con la patata y, un dato curioso, hizo de ella la base de la elaboración de su bebida nacional: el vodka.
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